top of page
Foto del escritoreltiempoperdidolib

Un poema para octubre


Empieza a nublarse el cielo más a menudo, anochece cada vez más pronto y se acerca octubre, todo apunta, entonces, a que llega el momento de releer El cuervo.


Poe descuidó durante mucho tiempo su poesía, como él mismo decía:


Razones al margen de mi voluntad me han impedido en todo momento esforzarme seriamente por algo que, en circunstancias más felices, hubiera sido mi terreno predilecto

Entendía la poesía como una materia seria y metódica (afirmaba haber escrito El cuervo de forma muy lógica) a la que le era díficil acceder.

Pero en 1845, cuando Poe se muda a Nueva York debido a su pobreza, resurge en él el poeta.


Córtazar, en la edición de los cuentos de Poe que traduce y prologa (como en esta de Alianza) lo cuenta así:


El período de Nueva York señala el resurgimiento del poeta en Edgar, a quien el tema de El cuervo seguía obsesionando de continuo. El poema habría de adquirir pronto forma definitiva, y las circunstancias fueron por una vez favorables. El calor del verano hacía daño a la desfalleciente Virginia, y Edgar buscó, reuniendo el dinero con su trabajo periodístico, algún lugar en las afueras de Nueva York donde pasar los meses de estío. Lo encontró en una granja de Bloomingdale, que habría de convertirse para los Poe en un pequeño y efímero paraíso (...) El famoso busto de Palas, inmortalizado en El cuervo, estaba sobre una puerta interior de la casa.

En este contexto, el poema, llegó casi a su final; casi, porque el poeta los revisaba constantemente.


Os dejo aquí como aperitivo el inicio de este poema y la recomendación de su lectura o releectura para disfrutar también un poco de la depresión que le es propia al hastío otoñal sumergiéndoos en mundos lúgubres, espero que, sin llegar a la locura, como le pasó al protagonista del mismo:



Una vez, al filo de una lúgubre media noche,


mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,


inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,


cabeceando, casi dormido,


oyóse de súbito un leve golpe,


como si suavemente tocaran,


tocaran a la puerta de mi cuarto.


“Es —dije musitando— un visitante


tocando quedo a la puerta de mi cuarto.


Eso es todo, y nada más.




Para leerlo completo, este y otro poemas de Edgar Allan Poe: comprar el libro.


Fígaro


546 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page